Colectivo de Mujeres de La Granja: “Venir aquí viene bien, para salir de casa y compartir aficiones”
Para conocer de cerca el Colectivo de Mujeres de La Granja, LVP hemos querido pasarnos y charlar un rato con la presidenta Teresa Urquizu y las socias que en ese momento le acompañaban.
Nuestra primera impresión al cruzar el dintel de la puerta, después de recorrer el cuidado jardín anexo al edificio número 37 de la calle Gran Canaria, en los bajos del cual se ubica la sede del Colectivo, ha sido de pisar un lugar amplio, ordenado, pulcro, pero no de un sitio frío, a pesar de la luz blanca que irradiaba el fondo de la sala.
Luego hemos entendido cuán precisa era esa luz para la actividad de manualidades y pintura que se estaba desarrollando, en un ambiente de concentración y de trabajo intenso y sereno, que ni siquiera nuestra presencia ha alterado, tampoco cuando hemos procedido a una ‘entrevista colectiva’ –como no podía ser de otro modo.
Como buena anfitriona, Teresa nos presenta a las participantes en la actividad (faltan algunas): Ana Martínez, de quien descubriremos su buena mano, no solo con la pintura, sino también con los bizcochos; Carmen Jiménez, una de las veteranas del Colectivo y oriunda de Jaén, que pinta con garbo una prenda de algodón; Puri Ruiz es pariente política de la otra Teresa presente, Teresa Tomás, que pinta un paisaje en un lienzo de grandes dimensiones.
El Colectivo de Mujeres de La Granja se fundó en 1983. Actualmente cuenta con 130 asociadas. Teresa Urquizu hace unos años que preside esta entidad que ha contribuido, a lo largo de sus más de 30 años de existencia, al desarrollo y promoción de la mujer, con actividades culturales y lúdicas que permiten a las asociadas relacionarse, compartir alegrías y preocupaciones y practicar sus hobbies con otras vecinas del barrio. Ana explica que “algunas mujeres, a quienes les ha fallecido el marido o el familiar, al venir aquí se obligan a salir de casa y les viene bien”, a lo que Teresa Tomás añade que “en ocasiones hay problemas o penas que resulta más fácil compartir aquí que en familia”, siendo esta “una importante función que ha venido cumpliendo el Colectivo”, concluye Ana.
Entre el amplio abanico de actividades que el Colectivo lleva a cabo destacan el grupo de Pilates, el grupo de Gimnasia, los tres grupos de Yoga, y otros tres de manualidades, en los que se pintan cuadros, telas, bandejas, figuras… Puri participa asiduamente en esta actividad de manualidades, “antes también iba a la Gimnasia”.
El Colectivo de Mujeres de la Granja muestra también gran vitalidad al colaborar con otras entidades del barrio, como la Asociación de Vecinos de La Granja, durante las fiestas de La Granja, y la Semana Cultural en que, como es sabido, hay una exposición de pinturas de las socias artistas del Colectivo. También colaboran con la Lliga del Càncer de Tarragona, la presidenta confiesa que el Día Mundial contra el Cáncer “ens diuen que som les que més arrepleguem, estem molt orgulloses”.
En el discurrir de la tertulia amena alrededor de la mesa de trabajo, varias de las presentes coinciden en afirmar que es la mujer la que, también hoy en día, “sigue tirando del carro de la casa”, así como “en la educación de los hijos”. Teresa Urquizu considera que debería “educarse más a los hijos en la libertad”, respetando los padres los intereses del niño, sin proyectar sus preferencias en los hijos: “Todos queremos que los hijos sean más que nosotros. ¿Y si los hijos no quieren?”, se cuestiona Teresa, invitando a la reflexión.
Puri cree que la maternidad cambia la vida a la mujer, “en la alegría (también hay penas), en la paciencia, cambia todo”; la presidenta opina que “una soltera sin hijos no sabe del todo bien qué es la vida”, en el sentido de que con la maternidad la mujer experimenta en la vida las alegrías más hondas, así como los grandes sufrimientos.
Lanzamos la pregunta de si las familias cuidamos a nuestros mayores como desean ser cuidados, a lo que Ana responde que tiene “dos hijos y encuentra en ellos un apoyo incondicional”. Carmen tiene un hijo y una hija y también se siente muy acompañada. Teresa Urquizu opina que “quizás una hija comparte más lo que necesita la madre, ir a comprar, también ropa, las conversaciones íntimas, todo eso”.
En el ámbito laboral, Teresa U. opina que las mujeres que se incorporan al trabajo tienen mucho mérito y se les debería reconocer, porque se les exige más, y les supone un esfuerzo añadido. Y en cambio, manifiesta Puri, “cobra más un hombre, por el mismo trabajo, que una mujer; cierto es que lo están tratando de arreglar, pero queda un buen trecho”. Teresa T. vislumbra una posible solución, “si manés una dona, tindria una altra perspectiva i donaria més valor al treball de la dona que actualment no es reconeix”.
Entre las cosas que han cambiado con el tiempo, Ana recuerda que “todo lo que ganaba del trabajo se lo entregaba a mis padres, y nuestros hijos ya no lo han hecho así, gracias a Dios que no ha hecho falta. Creo que las nuevas generaciones han ganado en algunas cosas, pero han perdido en valores”.
En cuanto a las nuevas formas de trabajar, de aprendizaje y de comunicación (teletrabajo, e-learning, videoconferencias…) las socias del Colectivo presentes en la tarde de hoy en la actividad de manualidades –y sin perder la atención de lo que tienen entre manos– coinciden en afirmar que han beneficiado a la mujer, si bien reconocen, quienes tienen nietos de pocos añitos, que estos ya saben más de móviles que ellas mismas: son algo que no les llama la atención, no aprenden a manejarlos más que en lo básico.
Al terminar la charla nos invitan a un café en una improvisada mesa y seguimos la charla, aún más distendida si cabe, con temáticas que van desde la política local, hasta las vicisitudes del fútbol (aunque parezca mentira), con un exquisito bizcocho que Ana ha preparado. Si cuidan así las meriendas, pronto llegarán a ser 200.