La “Plaza de los abuelos”, punto de reunión y tertulia de la gente mayor de Bonavista

En todas partes existen espacios preferidos por la gente de mayor edad como punto de encuentro, para charlar, tomar el sol o el fresco, lugares que por su situación reúnen las mejores condiciones para tal fin.

En el caso de Bonavista es un buen ejemplo la llamada “Plaza de los abuelos”, la plazoleta situada exactamente en la confluencia de las calles Veinte y Once. Allí se juntan a diario los mayores, algunos incluso en silla de ruedas, tanto en verano como en invierno.

Manuel comenta que el espacio es el idóneo ya que “en verano los árboles nos proporcionan la sombra y suele dicurrir un cierto aire refrescante, mientras que en invierno al tratarse de arbolado de hoja caduca permite la entrada del sol, a partir de aproximadamente las once de la mañana”.

En jornadas de tanto calor es frecuente ver a hombres y mujeres tomar el fresco, sentados en los tres bancos de la plazoleta, hasta rebasada la medianoche.

Hace no mucho años, cierta polémica perturbó la tranquilidad de los usuarios de este espacio, puesto que el propietario de un bar cercano decidió instalar una terraza justo en el mismo lugar que ocupaban los bancos. La gente mayor trasladó sus quejas a las autoridades competentes. El resultado no pudo ser más positivo para los intereses de los usuarios de este espacio público de Bonavista. “Se instalaron dos bancos más, para los mayores que pudieran acudir en sillas de ruedas”, recuerda complacida Ana, una de las usuarias.

Manuel hace un inciso y manifiesta que “estaría bien que el Ayuntamiento fumigara los árboles, donde se alojan unos pequeños insectos verdes que vuelan y te caen encima”. Y puestos a reivindicar, Ana, se queja del incivismo de algunos vecinos “que no recogen las cacas de los perros” y reclama a la vez, mejor limpieza por parte de los servicios municipales.

Allí dejamos a los abuelos con sus tertulias. Manuel Nieva (es otro Manuel) asegura que no participa “cuando hablan de fútbol”; que se habla poco de política “y sí de las pensiones”, además de pulsar el latido del barrio y compartir alegrías y penas de los convecinos.

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